A veces creemos que podemos con todo, que somos como superhéroes capaces de enfrentarnos al mundo. Pensamos que somos invencibles, ganadores de todas las batallas, superiores a los combates. Pero no es así, podemos ser derrotado por el oponente mas pequeño y sin darnos cuenta, esa batalla que considerábamos ganada fue nuestro final.
Pero cuando perdemos, dentro de todo ese vacío que nos queda está el viaje mas maravilloso: el viaje de vuelta a casa. Es allí donde nos están esperando con una sonrisa infinita, con un abrazo capaz de rodear toda tu tristeza. Y es que aunque pensemos que tras a ver perdido no tenemos nada, siempre tenemos el sabor dulce de volver a casa. Son ellos los que no hablan de tus derrotas sino de todas tus victorias, son ellos los que aceptan tu marcha y tu regreso, los que entienden que tenías que ir fuera para encontrarte pero que después estaba en casa lo que soñabas. Porque es en casa donde está la esperanza de un mañana mejor, es en casa donde encontramos el amor en toda su extensión, de la manera mas incondicional posible, donde encontramos el impulso hacia nuevos retos.
Y es que son ellos los que te vuelven a acoger a pesar de tus idas y venidas, sin reproches.
Ese, ese es el viaje de vuelta a casa. Un viaje que nos identifica, nos deja la marca de lo que fuimos y de lo que seremos porque esa que fue nuestra casa nos acompaña siempre. Cada vez que avancemos es porque en casa nos enseñaron a caminar sin miedos, con el coraje de resistir a las caídas.
Y cuando estemos perdidos,cuando nos creamos que estamos ante un problema sin solución, siempre encontramos señales que nos dicen por donde es el camino a casa: Un olor,una foto, un recuerdo, un sentimiento... Y con ellos vamos avanzando,realizando el viaje de vuelta a casa. Y una vez allí,tomar la decisión que nos haga avanzar, con la confianza de lo seguro, de lo conocido, con la seguridad de que estamos en casa y que nadie puede entrar porque casa es nuestro refugio.
Por eso siempre queremos hacer el viaje de vuelta a casa.
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