Muchas son las veces que hablamos de los viajes. Para nosotros son muy importantes, nos dejan grandes experiencias, recuerdos imborrables y el sentimiento de haber hecho algo diferente.
¿Pero viajar siempre supone cambiar de lugar? ¿Elegir algún destino?
Para muchos sí, para muchos viajar es sinónimo de avión y maletas. Pero si nos paramos a pensarlo con tranquilidad toda nuestra vida es un viaje. Un gran viaje
No vamos recorriendo países, ni nuevos destinos ni tampoco tenemos el recorrido marcado en un mapa, sino que vamos recorriendo etapas. Esas mismas etapas que después serán nuestras estaciones para poner rumbo a otro lugar, a otro momento de la vida.
Es un viaje hacia delante , siempre hacia delante. Es un viaje permanente, con continuos cambios. Sorprendente, lleno de momentos mágicos. Un viaje hacía el futuro, con el aprendizaje del pasado y la vivencia del presente.
Sin maletas y sin una dirección concreta a la que ir nos vamos dejando llevar por esa travesía que la vida hace con nosotros.
Con este viaje,el nuestro, sí que habremos vivido algo diferente porque de él podremos sacar millones de recuerdos que serán después nuestro equipaje de mano. Con ellos, con la sorpresa siempre presente, con la incertidumbre de la estación en la que pararemos vamos haciendo nuestro viaje.
Un viaje diferente para cada uno y casi silencioso para muchos porque lo vamos recorriendo sin ser conscientes de ello.
Y así vamos realizando el gran viaje de nuestra vida. Siempre con la suerte de poder contar con personas que nos hacen del trayecto algo divertido e inolvidable.
Ese camino que empezamos desde pequeños es nuestro sello de identidad, es nuestro grito a la vida, nuestro pasaporte mas querido, nuestro recuerdo mas imborrable y nuestra memoria mas presente.
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