viernes, 31 de mayo de 2013

Instantes

A veces somos tan ciegos... continuamente estamos preocupados por ver aquello que no podemos, aquello que nos falta , que después no nos damos cuenta de que estamos en un momento de pura visibilidad.
Visibilidad para entender que este momento, justo ese, es el que estabas buscando. Ese momento que no lo tomamos como importante resulta ser un momento mágico. Y es que estamos tan ciegos buscando lo que no tenemos, que no tomamos conciencia de los momentos que nos ocurren a diario. 
Momentos que te llenan, te completan, momentos que hacen que ese día ya haya valido la pena. Y tal vez, no sean momentos grandes o momentos preparados. Son instantes, segundos compartidos con las personas que queremos. Y son con esos segundos, con los que esperamos ansiosos a mañana para que en algún momento se repita ese instante que valga tanto la pena ,que siempre queramos repetirlo.

Esos momentos impredecibles, sorprendentes, son después un listado de momentos soñados que hicieron de ti lo que eres hoy. Son momentos simples, inoportunos que te cambian el día..y la vida. Y es que un simple detalle: una mirada de complicidad, un abrazo espontáneo o un te quiero escrito hacen que el día se transforme, cambie de color. Con todos esos momentos, con ese listado sorprendente te das cuenta de que no todo es tan malo, sino de que hay personas que te hacen la vida un poco más fácil.

Creamos en los momentos, dejemonos sorprender por la vida, por el destino... dejemos de buscar y mirar lo que no tenemos y valoremos lo que nos rodea. Sintamos que formamos parte de algo grande e importante. Disfrutemos de esos instantes que la vida nos regala.

Aprendamos a vivir la vida como un conjunto de momentos eternos y especiales, y no como la búsqueda de lo que no fue.


Lazo de plata

En la vida solo son algunos grupos reducidos los que tienen la mayor de las suertes. Solo son unas pocas personas  las que encuentran ese lazo de plata que las une a otras personas. 
Ese lazo te permite llegar al corazón de la otra persona,ese lazo de unión inquebrantable. Ese lazo invisible que permite sentirse siempre acompañado, sentir que vayas a donde vayas y estés donde estés existe la otra parte del lazo.
Ese lazo de te da fuerza, te da seguridad,la seguridad de ir siempre acompañado. Ese lazo es el pasaporte hacia una felicidad no planeada, a unos encuentros predestinados, a unas relaciones eternas. Ese lazo es la suma del cariño y la amistad. Es el resultado de quererse así como son. Es la vía para unir vidas diferentes, opuestas pero que solo por eso hace que el lazo sea todavía mas fuerte.

Todo eso es el lazo. Seguramente sea mucho más, pero solo podemos ver una parte porque el resto hay que vivirlo, hay que sentir lo que es ese lazo con otras personas para conocer la otra mitad. Y ese lazo es la identidad de la suerte, es el reflejo de que ya eres afortunado, es la cara de la parte mas emocionante de la vida. Y quién encuentre ese lazo, quién esté unido por ese lazo transparente puede estar tranquilo de que su vida ya valió la pena.

Yo ya encontré mis lazos de plata y con él estoy unida a esas relaciones eternas. Y no lo digo yo, lo dice ese lazo que quiere ser también eterno, lo dice porque quiere mantenerse siempre fuerte. Y yo, me rindo a mi lazo de plata.


Decir sí

Decir sí o no es tan difícil... al final siempre estamos a las puertas de esas dos palabras.Cuando estamos diciendo no, estamos encerrándonos en nuestro mundo tranquilo, seguro, porque para nosotros todos los problemas empiezan cuando decimos sí. 

Ese sí lo cambia todo, ese sí nos deja vulnerables, desnudos ante nuevos acontecimientos y eso nos da pánico, nos da terror que no sepamos manejar las situaciones. Uno dice que no para no tener que elegir,para seguir viviendo en una vida sin demasiadas complicaciones y sin grandes contratiempos. Pero por decir no nos estamos perdiendo grandes oportunidades, estamos perdiendo la vivencia de momentos que para nosotros pueden ser apasionantes, divertidos, experiencias, que tal vez, te ayuden a crecer. Pero todo eso lo perdemos al decir no. Pensamos que esas oportunidades se nos darán de nuevo, como si esos trenes fueran a pasar diariamente por nuestra estación, como si nosotros fuéramos los que decidimos cuando llegan. Pero eso no es así, hay oportunidades que tal vez, no vuelvan a pasar nunca más y tú te quedaste con la intriga de lo que pudo ser y no fue, te sientes arrepentido de no haber sido valiente en su momento, de haberte dejado guiar por tus temores, tus inseguridades...

Por eso hay que animarse a por el sí, ese sí que da la vuelta a la vida, nos desconcierta, nos intriga, nos descoloca pero que nos vuelve apasionados, alocados, soñadores... Hay que zambullirse en el sí de la vida, esa vida que detenemos continuamente con el no. Cuando se entiende esto, se entiende que tal vez, hay otras oportunidades distintas que también te pueden hacer crecer, te tiras a esas experiencias inquietas, a esos juegos alocados que la vida nos va poniendo con el ingrediente de lo desconocido, del misterio y en definitiva, también de lo divertido.

Ser valiente y animarse a por el sí. Yo digo sí a vivir nuevas experiencias, digo sí a sentirme feliz, a vivir intensamente. Digo sí a sentir que mi vida valga la pena por no detenerla con el no.