¿Qué ritmo sigue la vida? ¿Qué
compás hace girar cada instante? ¿Somos nosotros quienes giramos con la vida o
es la vida quien va girando con nosotros?
Tal vez parezcan preguntas
absurdas, pero entonces, ¿Por qué nos situamos en el lugar y momento perfecto
para que algo ocurra? O al revés, ¿Qué nos hace estar en el lugar equivocado? ¿Nosotros
mismos? La vida tiene casualidades tan sospechosas que nos hacen dudar de que todo tiene un
sentido, un para qué. Casualidades que nos regalan momentos mágicos,
casualidades que nos muestran realidades que tal vez no queramos ver. ¿Y son
todos esos momentos importantes una simple cuestión de azar? ¿Tan azarosa puede
ser la vida? Es cierto que ella sigue un ritmo desconocido para nosotros, un
compás que nosotros bailamos sin ser apenas conscientes de ello, pero detrás de
todos esos momentos estamos nosotros. Guiados por instintos o señales que nos
hacen avanzar hacía cualquier momento. Nosotros, quienes nos dejamos llevar
para ver lo que se nos presenta.
Es cierto que el ritmo de la vida
va cambiando con los años, y que cuando nos estamos acostumbrados a un sonido,
vienen y de pronto, sin avisarnos nos cambian la sintonía. Cuando eres niño tu
mundo gira entorno a cosas sencillas que no causan preocupaciones, giras
entorno a un baile espontáneo. Pero cuando ya te estas acostumbrando a ese
baile, la vida te lo cambia sin preguntarte y te sitúa ante uno mucho más difícil , y para eso tú solo puedes aprender los nuevos pasos, para no quedarte
atrás. Tienes que bailar y bailar hasta que tus pies se acostumbren a unos
pasos mas complicados. Y así continuamente, siempre tienes que ir cambiando,
siempre distinguiendo.
Y por eso, nunca sabrás el
sentido ni el compás que la vida sigue porque siempre está en continuo
movimiento. Por eso lo mejor que podemos hacer es dejar de preguntar y dejarnos
llevar por el baile.