En la acción de abrir y cerrar
los ojos, la vida tiene el suficiente tiempo para sorprenderte. Lo que para
nosotros dura apenas unos segundo para ella es el tiempo suficiente que tiene para decidir que las cosas deben cambiar.
Uno se acuesta pensando que
mañana será un día igual que el de hoy, que no habrá grandes sobresaltos y que
no le tocará lidiar con situaciones de las cuales solo quieras huir.
Pero no es así. La vida puede cambiar en el transcurso de tu sueño
tranquilo. Puede que a la mañana siguiente tu vida ya no sea de la misma manera
que la habías dejado.
Pero Lo mas curioso de todo esto
es que la vida, el destino,o quien sea
no te va avisando. No te da señales ni nos va amoldando para eso que nos tiene preparado. Y eso es
injusto.Toda la serenidad que un día tenías queda olvidada. Todos los proyectos
quedan congelados y la mente queda paralizada ante tanto cambio. Ese día, ese
día que pensamos que nunca llega, nos llegó de la manera mas silenciosa.
Hoy he aprendido el dolor que
tienen las despedidas y he conocido el sabor de la eterna distancia. Hoy sé la
diferencia de estar y no estar. Hoy aprendí lo que es echar verdaderamente de menos. Y hoy he entendido algo que ha
cambiado mi manera de pensar. Me he dado cuenta de que la felicidad en mis
recuerdos es el mejor legado que me podrías haber dejado. La felicidad de mis
momentos compartidos contigo, la felicidad que se escondia en tus cuidados
continuos y en tu enseñanza permanente.
Echar la vista hacía atrás y reencontrarme con todo el pasado que me regalaste
es la única garantía de que fuiste verdadera. Fuiste mi sostén, mis cuidados y
mi protección y yo ahora solo soy memoria para poder quedarme siempre contigo.
Ahora solo quiero soñar y recordar para tener presente lo que fuimos.
Ahora eres materia. Eres mi
esencia y parte de mi alma. Ahora eres sentimiento innato e incondicional.
Ahora eres luz, mi luz. Ahora eres guía, mi guía.
Tu valentía, tu fortaleza y tu
coraje siguen intactos en mí. Es ahora mi pilar, mi cuerda para sostenerme y
para echarle fuerza a la vida, esa misma fuerza que tú me mandas cada vez que
echo la vista arriba. Cada vez que hago ese gesto me estoy reencontrando
contigo también. Allí en el infinito, en la expansión y en la libertad me reuno
contigo. Somos presas de esa magia qe ahora te envuelve.
Tu legado es ahora mi identidad,
es mi forma de luchar, de continuar con ese amor que juntas fuimos
construyendo. Siempre fuimos juntas a la par, y ahora, aunque camine sola sé
que me sigues, y que seguimos yendo juntas a la par.
Gracias por este legado inmortal y por regalarme la memoria infinita que me hace recordarte.
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