jueves, 8 de agosto de 2013

El don de perdonar

La gente se equivoca, falla, comete errores que tal vez cuesten reparar. Errores cometidos por miedo, por inmadurez, por necesidad. Errores que pueden causar un antes y un después en una relación... y en la vida también. 
El error es un paso, una delgada línea que se cruza casi sin mirar, es la marca de la diferencia, el segundo de duda. Es el acto equivocado en el momento equivocado.
Todos cometemos errores, es una seña de que somos humanos, una respuesta a la complicada vida, el contrato que firmamos contra la perfección, contra lo establecido..

¿Pero que hay después del error? ¿Todos los errores son imperdonables o existen algunos merecedores de ese perdón?
Dentro de  todos los fallos que los seres humanos tenemos existe una excepción, una oportunidad para reparar, para mostrar que también existen las virtudes. Esa virtud es la del don de perdonar.

Perdonar es soltar las cadenas, es liberación entre problemas, es querer mirar hacía adelante, romper con los obstáculos y no encerrarse en una pasado equivocado. Perdonar es potenciar la luz, querer sacar lo mejor del otro, es alegrarte el presente comprendiendo que un mal paso simplemente retrasa la carrera. Es dejar que la fiesta comience. Perdonar es ver lo que otros no puedes, evitar ser nosotros mismos los despojos.
Perdonar y ser perdonado es decir sí. Decir sí a tu corazón, a las segundas oportunidades, a los nuevos comienzos, a los puntos y aparte. 

Perdonar es necesario para entender con mas claridad y para poner bandera blanca al corazón.



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